Reseña – Todo Marlowe, de Raymond Chandler
Aunque sus escarceos literarios se remontan a los inexpertos tiempos de la juventud, Raymond Chandler tenía más de cuarenta años cuando decidió dedicarse de lleno y vivir de la escritura. Se vio obligado a ello, por decirlo de alguna manera. Hacia 1932, cuando Estados Unidos atravesaba la peor crisis económica en su historia, el alcoholismo de Chandler, su absentismo y sus muchas aventuras amorosas con diferentes compañeras de trabajo le costaron el puesto de vicepresidente en la Asociación de Petroleras Dabney. Para sobrevivir, Chandler probó escribiendo algunos relatos que fueron posteriormente publicados en pulps, esas revistillas de 20¢ el dólar, cuya literatura se consideraba dirigida a la más baja ralea. Su primer relato, Los chantajistas no disparan, apareció en el número de diciembre de 1933 de la mítica revista de hardboiled, Black Mask.
Actualmente, Raymond Chandler es considerado uno de los escritores más importantes de la literatura norteamericana de la primera mitad del s. XX, y corresponde en gran medida a su obra literaria la posterior consolidación artística del género negro y la aprobación de éste por parte de la Academia y de públicos más amplios.
En el año 2010, dentro de su colección Serie Negra, la editorial española RBA publicó en un solo volumen (de más 1300 páginas) todas las novelas y los dos únicos relatos escritos por Raymond Chandler que tienen por protagonista a Philip Marlowe, el detective privado más duro, sinvergüenza y melancólico donde los haya. A saber, las obras que contiene este mamotreto son:
- El confidente (1934)
- El sueño eterno (1939)
- Adiós, muñeca (1940)
- La ventana alta (1942)
- La dama del lago (1943)
- La hermana pequeña (1949)
- El largo adiós (1953)
- Playback (1958)
- El lápiz (1958)
Por las novelas de Chandler desfilan toda clase de personajes: actrices, mafiosos, policías, reporteras, drogadictos, amantes. Su prosa siempre es un testimonio narrado en primera persona por boca del detective, minuciosa en sus descripciones e introspectiva en la intimidad, crítica de una Norteamérica falsa, violenta y ambiciosa. Como quien bebe una copa tras otra, sin hielos y sin agua, de un whisky que calienta el cuerpo y embota los sentidos, la cínica melancolía que desprenden las novelas de Raymond Chandler es como el suave y necesario veneno que embriaga nuestra sensibilidad y alivia la incertidumbre o el fastidio de los días cotidianos y su próximo futuro.
Lo cierto es que, al leer todas estas novelas, no encontré una evolución en su estilo, pese a leer títulos con más de veinte años de distancia unos de otros. Desde el principio, Chandler se vuelve dueño de su escritura, y como tal, un Dios de la ficción que se vuelve maestro de sus tiempos, ofreciendo personajes veraces en situaciones verosímiles.
Por otro lado, tenemos que hablar de la edición de RBA: un libro en pasta dura, algo tosco para la lectura de a pie, pero ideal para adentrarse en la ficción escrita sobre Marlowe en esos tiempos que tenemos para sentarnos en nuestro sillón favorito. Al retirar la sobrecubierta nos encontramos frente a un libro de diseño sencillo, con tapas negras. Quizá, mi única pega, es el encuadernado, pues se trata de hotmelt, la peor encuadernación para un libro de pasta dura, sobre todo con las dimensiones que tiene este. En todo caso, es un libro con todas las ficciones de Marlowe, ¿qué más podríamos pedir?
Ah, Marlowe. Un apellido muy hermoso y muy triste.
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