Reseña – Soy leyenda, de Richard Matheson

La obra de arte, vástago del tiempo histórico, es además su espejo y en ocasiones también es su confrontación. Pienso en la pintura de Otto Dix, que fue un alarido visceral que respondió al absurdo de una Europa descuartizada por el hambre y la violencia de la guerra, o en la música de los Ramones, como la réplica de unos jóvenes lumpemproletarios de Queens que tuvieron, además del brío y la desfachatez de tomar un instrumento musical, la fortuna de ser escuchados por más de cinco (millones de) personas. En este sentido, las obras enmarcadas en el género de la ciencia ficción, tierra fértil para la especulación y la crítica, siempre han tenido algo muy importante que decir.
Soy Leyenda (1954) es una novela de ciencia ficción posapocalíptica escrita por el estadounidense Richard Matheson, traducida al español por Manuel Figueroa y publicada en 1960 por Ediciones Minotauro.

Los Ángeles, años 1970. Una epidemia bacteriológica ha arrasado con la humanidad. La bacteria despierta a los muertos de su sueño y a los vivos los infecta, transformando a ambos en letales vampiros mutantes. En este escenario, Robert Neville, el último hombre sobre la faz de la tierra, «un extraño Robinson Crusoe, en una isla nocturna, rodeado de muerte», hace del día a día una lucha por su supervivencia.
Soy Leyenda es en el fondo un comentario sobre la naturaleza humana. Para Matheson, el hábito cotidiano, la necesidad de compañía, la curiosidad y la indagación son atributos esenciales de la humanidad. Lo es también, aunque de una manera terrible e inevitable, la soledad. Robert Neville es un hombre que ha perdido todo contacto con la humanidad. Naufrago de la angustia en el aislamiento, ha olvidado el sonido de su propia voz.

Al terminar la lectura no podemos evitar preguntarnos qué será de la humanidad cuando la humanidad desaparezca. La luna correrá sobre las copas de los árboles, las nubes no oscurecerán la luz del cielo donde los apretados ramajes se bifurquen, y ninguna voz humana vibrará en el aire involuntario. Los libros serán una literatura de multitudes muertas. Es imposible recordar que sobre este planeta, seres humanos, sólo somos un momento entre espacios inconmensurables.
En lo que respecta a la edición, podremos encontrar distintas versiones de la misma traducción de Minotauro: la asequible edición de bolsillo, o un libro más grande en formato muy parecido a los que la editorial edita con los textos de escritores como Philip K. Dick o Ursula K. Le Guin, ambas en hotmelt. Por otro lado, no está de más advertir que esta novela entra en nuestro top de libros sobre el fin del mundo, así que, por lo menos de nuestra parte, es una absoluta recomendación.
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