5 novelas postapocalípticas para esperar el fin del mundo
Aunque estamos a punto de llegar a nuestro final como especie, mientras sigamos en pie como civilización, seguiremos consumiendo ficción postapocalíptica. Las razones por las que lo hacemos: ¿Una manera de prepararnos antes lo inevitable? ¿Una actitud sadomasoquista? ¿La catarsis que siempre llega con la muerte? ¿Un simple entretenimiento? Ninguna de estas es una respuesta definitiva, pero todas apuntan de alguna manera a lo que es verdad: nos encanta mirar al abismo, y parafraseando la manoseada frase de Nietzsche, nos mama que el abismo nos devuelva la mirada.
Es por ello que nos hemos dado a la tarea de reunir en una fina selección con lo mejor de este subgénero distópico 5 sugerencias de libros que le vendría bien leer a cualquiera que busque escenarios del fin del mundo.
El último hombre, de Mary Shelley
Mary Shelley es un hito por muchas razones: Frankenstein cerró un capítulo en la historiografía de la literatura llamado Novela Gótica, con la misma novela fundó un nuevo género conocido después como ciencia ficción, y fue, incluso, pionera en lo que a ficción postapocalíptica respecta al escribir El último hombre.
Novela romántica, esta distopía recreó por primera vez en la época moderna el final de los tiempos. Si al final del s. XIX Julio Verne describió las maravillas que traería consigo el progreso, varias décadas antes Shelley actuaría como su contraparte al plasmar el horror que devendría con el futuro de la sociedad.
La casa en el confín de la tierra, de William Hope Hodgson
Verdadero padre del horror cósmico, en este librito W. H. Hodgson se alejó de los escenarios marinos para desarrollar un tipo de horror físico y metafísico. En términos muy generales, esta novela nos presenta a un protagonista que se ve obligado a presenciar el fin de los tiempos… literalmente, pues en su quehacer se convertirá en testigos del paso de los eones en el Universo, contemplando la muerte de cada una de las cosas que han existido, hasta que el mismo tiempo y espacio desaparecen.
Probablemente mi novela favorita del autor, siempre recomendaré la traducción realizada por el mejor traductor de literatura de horror, el español Francisco Torres Oliver, la cual fue publicada por Editorial Valdemar.
Soy leyenda, de Richard Matheson
Escrita por el estadounidense Richard Matheson, fue traducida al español por Manuel Figueroa y publicada en 1960 por Ediciones Minotauro.
Soy Leyenda es en el fondo un comentario sobre la naturaleza humana. Para Matheson, el hábito cotidiano, la necesidad de compañía, la curiosidad y la indagación son atributos esenciales de la humanidad. Lo es también, aunque de una manera terrible e inevitable, la soledad. Robert Neville es un hombre que ha perdido todo contacto con la humanidad. Naufrago de la angustia en el aislamiento, ha olvidado el sonido de su propia voz.
Dr. Bloodmoney o cómo nos las apañamos después de la bomba, de Philip K. Dick
Philip K. Dick es un gran escritor al momento de retratar personas tristes y al borde de la locura, y considerando que después del Apocalipsis ese sería el grueso de la población, el autor nos ofreció con este trabajo un reparto coral de seres que tratan de sobrevivir al día en un mundo en el que casi todo rastro de cultura se ha ido al garete.
Se trata de una novela corta, la cual, al español, será fácil de encontrar pues ha sido publicada en la biblioteca del autor editada por Minotauro.
Apocalipsis, de Stephen King
Lo que me vuela la cabeza es que este mamotreto de más de mil páginas puede ser tomado como spin-off de esta extensísima saga llamada La Torre Oscura, pero bueno, esa es arena de otro costal.
Cuando inició la pandemia, muchas personas se acordaron de esta obra, pues The Stand sugiere un fin del mundo como lo conocemos después de que una gripa mortal recorriese cada rincón del mundo, poniendo a los sobrevivientes ante un hostil escenario en el que se vuelve casi imposible sobrevivir. Claro, todo esto acompañado de seres demoniacos de otra dimensión, personas con poderes telepáticos y ciudades enteras completamente abandonadas. En español se puede encontrar en una tosca edición de bolsillo editada por, claro, Debolsillo.
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